Una lectura desde Lucas para mis amigos cristianos.
El 23 de febrero ocurrió "la peor masacre carcelaria del país" según la BBC, que dejó cerca de 79 muertos en distintas cárceles de Ecuador. Al parecer, se dio debido a un enfrentamiento entre pandillas donde, el que era y el que no era, fueron asesinados. El hecho conmocionó al país principalmente debido a que videos e imágenes de la masacre circularon en redes sociales. En el siguiente artículo no pretendo repasar los hechos, ni dar detalles de las muertes. Más bien, quiero ponernos en diálogo con un pasaje de Lucas 13 cuando a Jesús le preguntaron algo similar, sobre dos incidentes de muerte en la historia de su país, para poder obtener una lectura diferente.
1. El hecho
La Biblia nos dice que había ocurrido un incidente. En aquella ocasión algunos que habían llegado le contaron a Jesús cómo Pilato había dado muerte a unos galileos cuando ellos ofrecían sus sacrificios. v1. En la versión más literal se encuentra la frase: mezcló su sangre con sus sacrificios. Probablemente, con motivo de algún disturbio, las tropas de Pilato habían asesinado a algunos peregrinos de Galilea en el momento en que ellos ofrecían sus sacrificios. Esta expresión debe entenderse como que la matanza coincidió con los sacrificios, penosamente. Aquí se hace referencia a un hecho aparentemente injusto en el que ocurrieron muchas muertes. Aquellos que le preguntaron a Jesús por la situación tenían curiosidad por saber cuál sería su postura ante aquello.
2. Jesús no ignoró el hecho
Jesús les respondió. v2. Es preciso detenerse en este punto debido a que demuestra que Jesús no ignoró el hecho, no hizo de la vista gorda, no cruzó la vereda. Todo lo contrario, al responder, Jesús estaba demostrando que estaba informado de la situación ocurrida en su país. De la misma forma, los cristianos deben estar informados de los acontecimientos de donde habitan y no ignorar la realidad doliente. Al fin y al cabo, eran los compatriotas de Jesús, y los que murieron aquel martes fueron nuestros compatriotas también.
3. El juicio
Jesús les dijo: «¿Piensan ustedes que esto les pasó a esos hombres de Galilea por ser ellos más pecadores que los otros de su país? v.2. Si Jesús nos hiciera esta pregunta al día de hoy, ¿cómo responderíamos? Porque son pecadores, porque eran ladrones, porque se lo merecían, porque se lo buscaron. He leído respuestas así últimamente. Cuando Jesús hace esta pregunta pudo obtener una gran revelación en la respuesta de los presentes. Aunque no se registra su respuesta explícitamente, las palabras de Jesús nos permiten ver que el corazón de estas personas no estaba en el lugar correcto. De la misma forma, al hacernos la misma pregunta, revela lo que existe en nuestro corazón. Podría reformularse así: ¿piensan que lo que les pasó a los presos de las cárceles fue porque eran más pecadores que otros? ¿Qué responderías tú?
4. La respuesta
Les digo que no; y si ustedes mismos no se vuelven a Dios, también morirán. ¿O creen que aquellos dieciocho que murieron cuando la torre de Siloé les cayó encima eran más culpables que los otros que vivían en Jerusalén? Les digo que no; y si ustedes mismos no se vuelven a Dios, también morirán.» v.3. Jesús responde que no, tal acusación es incorrecta. El motivo por el cual ocurrió aquel incidente no nos corresponde a nosotros definir si fue por justicia o fue una injusticia. Jesús proporciona otro ejemplo y recuerda el otro incidente que pasó en Siloé, pero tampoco acusa a las personas que murieron, ni siquiera él que con toda la autoridad del mundo podía hacerlo. Jesús dice que no, no fue así.
Es más fácil actuar como juez en una situación así en donde los que murieron parecen estar tan lejanos de nosotros, ser casi extraterrestres o extranjeros y nosotros poder juzgar desde la comodidad de nuestras casas detrás de una pantalla de luz azul. En cambio, es más difícil afrontar lo que revela nuestro corazón al hacer esta aseveración. Sabemos que Dios es el único que puede juzgar con justicia, y si nosotros nos colocamos como jueces de la situación solo por ser “cristianos” creo que no hemos entendido de qué se trata el evangelio. El énfasis de Jesús aquí es que es necesario el arrepentimiento para poder vivir en paz con todos. El mensaje está dirigido para aquellos que murieron y para los que escuchaban esta noticia. Todos, somos llamados a arrepentirnos y buscar vivir en paz con Dios y con los demás. Jesús no niega lo que sucede, y al mismo tiempo, rechaza la acusación y el juicio que nuestro corazón humano e imperfecto quiere emitir y más bien hace un llamado al arrepentimiento porque tarde o temprano nosotros enfrentaremos la muerte también.
Una opinión más personal. Lo que ocurrió es una tragedia verdadera y debe ser lamentada como uno de los pecados de nuestra nación: el homicidio. No nos olvidemos que detrás de cada vida existe una familia, amigos, situaciones de pobreza y desigualdad, injusticia sistémica, mala administración del sistema penitenciario, apatía, dolor, muerte, angustia. Deberíamos poner atención en lo que hay detrás de cada situación y no solo juzgar lo que creemos conocer. ¿Cómo la sociedad colabora con estos actos de injusticia?, ¿cómo disfrutamos ver contenido así en las redes sociales?, ¿por qué pensamos haber resuelto el problema cuando deslizamos el dedo en la pantalla? Creo que una respuesta más apropiada puede incluir oración por las familias que perdieron a sus seres queridos. Dolerse por la maldad e injusticia. No participar de la corrupción del sistema. Mirar lo que hay en nuestro propio corazón antes de criticar sin medida. Oro por una comunidad que llore por los menos afortunados y ofrezca consolación y palabras de esperanza. Recordemos que el arrepentimiento va dirigido hacia todos, pues todos hemos fallado.
5. Las palabras de Jesús, qué dice la Biblia con respecto a los presos
Porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; fui forastero, y me dieron alojamiento; necesité ropa, y me vistieron; estuve enfermo, y me atendieron; estuve en la cárcel, y me visitaron”. Y le contestarán los justos: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te alimentamos, o sediento y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos como forastero y te dimos alojamiento, o necesitado de ropa y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y te visitamos?” El Rey les responderá: “Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de mis hermanos, aun por el más pequeño, lo hicieron por mí”. Mateo 25: 35-40.
Por último, unas palabras de Lácides Hernández, Presidente de la Confraternidad Carcelaria de Colombia:
También es de mucho valor resaltar que el ministerio con los prisioneros debe incluir su entorno familiar. Es responsabilidad de la iglesia desarrollar una pastoral que atienda a la familia del prisionero, que se convierte en una víctima más del sistema al no poder contar con las condiciones necesarias para mantener de manera saludable dicho vínculo. Es, por lo tanto, muy importante el acompañamiento a las familias de los presos.
Es alentador observar expresidiarios, transformados por el evangelio, que se han incorporado a sus comunidades... ayudando ahora a la reconstrucción del tejido social que un día lastimaron. Esto demuestra la trascendencia y relevancia del evangelio para el sistema carcelario latinoamericano.
Referencias
DHH94
NVI
Acosta M. et al. (2019). Comentario Bíblico Contemporáneo. Editado por C. René Padilla. Buenos Aires: Certeza Unida
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