¿Alguna vez te has puesto a pensar que el tiempo en la universidad no es para siempre? (aunque estudies en la EPN). Hace algunos meses yo me hice esa pregunta, y me di cuenta que me quedaba un año de universidad.
Enséñanos a contar bien nuestros días, para que nuestro corazón adquiera sabiduría. Salmos 90: 12
Después de mi quinto semestre tuve la oportunidad de irme de intercambio a EEUU. Le doy muchas gracias a Dios porque fue un tiempo de crecimiento no planeado, pero muy necesario. Recuerdo que al regresar a mi país tenía un montón de ideas que quería implementar. Vivir en otro país por un tiempo me permitió experimentar otras formas de cómo se desarrollan las cosas y quise saber si eso podría funcionar en mi contexto. Una de esas áreas era la universidad. También, en el verano antes de volver, hice un programa llamado BRIDGE DC sobre justicia social desde una perspectiva cristiana, en el que recibí lecciones importantes para mi vida universitaria. Me ayudaron a pensar en cómo podría ser más intencional con mi tiempo en la universidad. Estaba muy motivada y me sentía impulsada a intentar cosas nuevas.
Eran muchas las cosas que quería hacer, tener un grupo de estudio bíblico con mis amigos, crear unos cuantos clubes dentro de la U, postular para el gobierno estudiantil, trabajar en investigaciones, hacer pasantías, vincularme con los estudiantes de intercambio, hacer iniciativas ecológicas en la universidad, por nombrar algunas. Obviamente no iba a alcanzar a hacerlos todos. A pesar de que eran buenas las ideas y también beneficiarían a otros, tuve que delimitar mis ideas a unas cuantas para que fueran ejecutables. Este proceso no fue fácil y llevó tiempo entender que debía concentrar mis energías en cosas específicas. Lo más importante fue dejarme guiar por Dios a lo largo de este proceso. De otra forma, solo hubiesen sido deseos personales y tal vez hubiesen quedado incompletos.
Otra cosa muy importante fue establecer periodos. Yo sabía que me quedaba un año antes de graduarme (menos en realidad). Esto significaba que tenía dos semestres. Por lo que tenía el chance de proponer ideas para ambos periodos, evaluar y reflexionar en el tiempo de la mitad, recobrar fuerzas, empezar de nuevo y rematar. Suena a una estrategia deportiva o empresarial, pero creo que debemos aprender a ser estratégicos en el Reino de Dios y con el tiempo que se nos ha dado.
Otra punto esencial fue saber escoger. Como no podemos hacerlo todo (no somos súper humanos, ya aprendí), debemos escoger cosas específicas para estar seguros de que lo haremos bien. Versus escoger un montón y no hacerlo tan bien. Como dice el dicho “el que mucho abarca, poco aprieta”. De esta forma, priorizar fue importante y esto también depende del tiempo, las circunstancias, las oportunidades únicas, los recursos, etc. Quién mejor para saber todo esto que Dios, por eso es útil su consejo. También funciona tener un top 3 o top 5 de las cosas que consideramos más importantes y urgentes. Este proceso involucra el decirle que no a otras cosas y determinarse a trabajar por lo que ya decidimos, porque si no divagaremos como Israel lo hizo en el desierto.
Además, a veces nos enfrentaremos a la presión de otros. Habrán otras voces que nos dirán lo que ellos piensan que es mejor para nosotros, esto puede ser cierto o no. Es por eso la importancia de discernir con la ayuda del Espíritu Santo. Y no hay que tener miedo, de todas formas aprenderemos.
El Señor dice: Yo te instruiré, yo te mostraré el camino que debes seguir; yo te daré consejos y velaré por ti. Salmos: 32: 8
Para no hacer muy larga la historia, decidí al iniciar mi penúltimo semestre que quería colaborar en la coordinación de la misión de la CECE (Comunidad de Estudiantes Cristianos del Ecuador) en mi universidad, disfrutar al máximo la experiencia universitaria del último año y sembrar para aportar al trabajo que Dios ya estaba haciendo en mi universidad.
Algunas preguntas que me guiaron para poder ser más intencional en la misión en la universidad fueron las siguientes (y espero que también te sirvan):
Conocer más sobre mi campus:
· ¿Cuáles son las calles que rodean mi universidad, qué hay alrededor, qué departamentos existen dentro mi universidad donde podría apoyar?
· Reconocer la belleza y el quebrantamiento de mi campus
· ¿Cuál es la población dominante en mi campus (edad, género, clase, etnia)? ¿Quién podría estar marginalizado aquí, cómo? ¿Cómo hacemos espacio para más gente y para aquellos que son distintos a nosotros?
· ¿Quién trabaja en mi campus (administrativos, profesores, mantenimiento, seguridad, etc.)? ¿Cómo honro su labor? ¿De quién quiero aprender?
· Realidades espirituales: ¿qué fortalezas espirituales veo? ¿cuáles tentaciones hay?
· ¿Quiénes pueden ser personas de paz con las que podríamos asociarnos? ¿dónde necesito volver para aprender más? ¿dónde hace falta oración y puedo servir?
· ¿Quién ya se encuentra trabajando por el bienestar de mi campus? ¿cómo puedo apoyarlos o unirme a su trabajo?
· ¿Cómo puedo aprender más sobre la diversidad cultural que existe en mi campus y entre los miembros de mi GU (grupo universitario)?
Ofrecer un servicio relacional:
· ¿Con quién necesito pasar más tiempo, quién me necesita, a quién puedo acompañar/animar?
· ¿Cómo puedo usar mejor mi tiempo en el campus? ¿cómo puedo hacer tiempo para estar con la gente? ¿en qué necesito crecer para ser más relacional?
· ¿Cuáles han sido relaciones significantes con personas de trasfondos distintos a los míos que hayan desafiado mi manera de vivir o ayudado a crecer en el pasado?
· ¿A quién quisiera llegar a conocer mejor dentro de mi GU o clase que sea distinto a mí?
· ¿Cómo puedo estar más dispuesto a escuchar las historias de mis compañeros?
· ¿En qué grupo o club quisiera participar para poder conocer realidades distintas a la mía o aprender cosas nuevas?
· ¿Qué espacio del campus quisiera ver alcanzado por el evangelio? ¿Cómo puedo orar, servir y mostrar amor en este espacio?
· ¿Cómo puedo conocer a mi vecino? ¿y cómo puedo ser un buen vecino?
Es mi deseo que estas preguntas nos ayuden a reflexionar sobre lo que ya hemos estado haciendo en nuestro campus y en lo que quisiéramos mejorar. Sobre todo, pedirle a Dios que nos guíe a lo que Su corazón desea para nosotros en este tiempo y poder mostrar el amor de Dios en nuestra vida universitaria.
Si tienes alguna pregunta u opinión al respecto, puedes dejar tus comentarios en la siguiente sección. ¡Espero que este artículo te anime a hacer misión en tu universidad!
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