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Writer's pictureWendy Panchi

¿Desentonas?

Googleé este término y el resultado que me salió fue: contrastar desagradablemente con el ambiente o el espacio que lo rodea. ¿Alguna vez te has sentido así? Que no encajas, que eres diferente a los demás, incluso desagradable con lo que te rodea. Si me preguntas, el 60% de las veces me siento así.


Ejemplo sencillos como no verse como el resto de la U, no hablar como las personas de tu edad, no ser lo que otros esperan. ¿Hay algo de malo con eso? O es solo que la interpretación de cada uno es diferente.


Estaba leyendo un texto en 2 Corintios 2: 14 - 17. Las versiones tradicionales lo titulan Triunfantes en Cristo. Una versión que estoy leyendo titula el texto: Acción de gracias. Me pareció un pasaje interesante, sobre todo indagando en el contexto que provee la versión Dios Habla Hoy 1994.


Gracias a Dios que siempre nos lleva en el desfile victorioso de Cristo y que por medio de nosotros da a conocer su mensaje, el cual se esparce por todas partes como un aroma agradable. Porque nosotros somos como el olor del incienso que Cristo ofrece a Dios, y que se esparce tanto entre los que se salvan como entre los que se pierden. Para los que se pierden, este incienso resulta un aroma mortal, pero para los que se salvan, es una fragancia que les da vida. ¿Y quién está capacitado para esto? Nosotros no andamos negociando con el mensaje de Dios, como hacen muchos; al contrario, hablamos con sinceridad delante de Dios, como enviados suyos que somos y por nuestra unión con Cristo.

Este texto hace alusión a la antigua tradición romana de un desfile victorioso. El triunfo romano era el desfile de un general de la milicia que recientemente había ganado una batalla gloriosa. Iba adornado de las mejores prendas, con los más altos honores, recibiendo la ovación pública. Todo un momento para conmemorar la gran victoria. En el evento, unos cortesanos iban al frente esparciendo incienso que llegaba a todo el que presenciaba el desfile. Además, al general triunfador lo acompañaba su ejército victorioso, los prisioneros de guerra condenados a muerte y aquellos a los que se les había perdonado la vida. Es así que el incienso esparcido era sinónimo de vida o muerte, dependiendo de quien lo percibiera.


Algunos dicen que las ventas ambulantes desentonan, yo las encuentro prácticas.
Quito, abril 2017. ¿Las ventas ambulantes desentonan?

Aquí podemos notar a tres personajes. Primero, el triunfador. Pablo, al escribir este texto, se refería a Jesucristo como el Triunfador. Aquel que desfilaba con gloria delante de Dios por haber vencido al diablo y los poderes de este mundo a través de su obra en la cruz. En la tradición romana, el triunfador era considerado casi una divinidad, "rey por un día", debido a sus logros. Sin embargo, el triunfador desfilaba delante de los gobernadores y hombres poderosos de la ciudad, y lo hacía acompañado de su ejército, familia y esclavos, recordándole su mortalidad. Es algo similar lo que pasa con Jesús al rendir su victoria delante de Dios, con la sumisión de estar en un cuerpo mortal. También, es importante recordar la victoria de Jesús sobre sus enemigos -el miedo, la maldad, la enfermedad, el dolor, la muerte, el pecado-, ellos han quedado avergonzados. Pablo entendía que Cristo era un rey victorioso, un general triunfador, y que todo lo que hacía lo hacía para él.


Dios despojó de su poder a los seres espirituales que tienen potencia y autoridad, y por medio de Cristo los humilló públicamente llevándolos como prisioneros en su desfile victorioso. Colosenses 2: 15

El segundo "personaje" que podemos identificar aquí es el incienso. Lo puse entre comillas porque hablamos en sentido literal de un elemento, pero este representa algo más. En el texto de 2 Corintios, Pablo expresa que: "porque nosotros somos como el olor del incienso que Cristo ofrece a Dios" v. 15. En el verso anterior está escrito: "Cristo... que por medio de nosotros da a conocer su mensaje, el cual se esparce por todas partes como un aroma agradable" v. 14. Es decir, que aquellos que llevan el mensaje de Cristo, son ofrecidos ante Dios como un aroma agradable. Aquellos que creen en Jesús y llevan las buenas noticias al mundo.


Tenemos a un tercer personaje, los prisioneros de guerra, los que fueron perdonados y los que han sido condenados a muerte. Es interesante lo que Pablo describe: "para los que se pierden, este incienso resulta un aroma mortal, pero para los que se salvan, es una fragancia viva" v. 16. En otras palabras, yo diría: para los que se pierden, escuchar el mensaje de Jesús les va a caer mal y para los que se salvan, les resultará bacán. Cuando pensaba en esto, recordaba los momentos en los que me sentía fuera de lugar por causa de Jesús, incomprendida, indeseable, sola, diferente. Pero al leer este texto, tengo esperanza de que no soy yo, sino el efecto del mensaje. Así como no se trata del incienso, sino de quien lo huele: un prisionero que ha aceptado el perdón o alguien quien va camino a la muerte.


¿Y quién nos ha capacitado? ¿Cómo llegamos a ser suficientes? v. 16.


Esta duda la tengo a menudo. Cómo es que yo, un ser tan imperfecto, puede ser agradable delante de Dios, el que creó el universo. No hay lógica, pero lo soy. Porque Su gracia me hace suficiente. Recientemente escuché una frase relevante: la fe activa la gracia. La gracia existe, está ahí, pero no puede funcionar a menos que crea en Jesús, que él me perdonó y me dio una vida nueva. También, la unión con Cristo me hace victoriosa. Y creyendo, entonces soy suficiente, estoy capacitada, por estar cerca de Jesús.


Por último, no temas decir la verdad por causa de Cristo. No me refiero a gritarle a la gente sus pecados y acusarlos por sus maldades. De hecho Jesús dijo: "Aquel de ustedes que no tenga pecado, que le tire la primera piedra" Juan 8: 6. Me refiero a la verdad del evangelio. Las buenas noticias de que tenemos un Salvador que vino a traer paz y esperanza a este mundo. Lo que Jesús hizo por ti y por mí en la cruz, no debe ser oculto, es necesario que todos lo sepan, como en un desfile triunfal. Pues Cristo venció a los poderes de este mundo, nos libró de la muerte y que mediante Jesús, tenemos vida eterna. Aunque desentones, recuerda que no se trata de ti, pues eres un aroma agradable delante de Dios por estar unido/a a Jesús.


Referencias



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